En el PRM hoy, a días de haber retenido la presidencia aun con una abstención enorme y muestra de una oposición que «quedó corta», dos comportamientos agrupan como bandos ideológicos a la militancia. Por un lado, liderazgos que se quedan quietecitos esperando a ver si el presidente apunta a sus jefes a decretos buenos y otros que quieren ser nombrados pero que, además, corren a reuniones prematuras y «visibles» de cara al 2028.
Aparecen las listas de «proposiciones» de todos los aduladores y vocingleros que aún creen que pueden presionar al presidente para colocar a sus amigos en una u otra posición sin entender que a un primer mandatario nadie debe presionarle.
El «perfil» de Luis Abinader, incluso, no ayuda mucho a los «presionadores».
Pasó el tiempo de que tenía que «recular» decretos, de «huevos innecesarios», de «metidas de pata» increíbles, torpezas y el pago político de «quedar bien».
El discurso de la «defensa de las bases» y el chantaje de los «no nombramientos» se agotaron; este compitió dentro y ganó, fuera y ganó. Nadie puede ahora dar órdenes desde matrices de opinión del chantaje mediático, menos.
Luis ha adquirido experiencia de forma acelerada; parece poseer su propia lista de «ruidosos», a quienes les «canta strikes» con sus indelicadezas e «incompatibilidades»… además, ahora tiene menos compromisos, pues su popularidad ahora es de él, sus votos son de él, sus costes son de él, hasta los grupos dentro del partido hoy lucen pequeños.
Las componendas y el «funcionariato» mafioso electoral que dificultó y terminó «explotando» a algunos de los suyos a lo interno, ahora, están en desventaja.
Por ahora, es claro que, aunque muchos se movilicen, tiren listas y artículos «complacientes» «pa’ que el jefe vea los suyos», los posiblemente mejor favorecidos sean los que se porten mansos, «a la orden», sin «media tours», callando a los adulones indiscretos, pues al final, ahora, Lui’ es el que sabe.